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¡¡Ya está aquí la vuelta al cole más atípica de todos los tiempos!! Este año lectivo viene marcado por la creación de nuevos protocolos, normativas y planes de estudio que permitan hacer frente a la nueva normalidad que nos deja la COVID19. Un arduo trabajo de creación y planificación, al que han tenido que someterse cientos de docentes para poder retomar las clases presenciales de la mejor forma posible.

En anteriores posts, hablamos de la innovación en las compañías a través del design thinking, en esta ocasión lo hacemos para mostraros el potencial de esta metodología en contextos como la educación y los beneficios de su aprendizaje desde temprana edad.

Design Thinking para la vuelta al cole

Sin entrar a explicar el Design Thinking en detalle podríamos resumirlo como la metodología con mayores beneficios en la resolución de problemas desde una perspectiva creativa.

Si desgranamos el gran problema de “la vuelta al cole” en pequeños retos (entrada a las aulas, recreo, posibles contagios, instalaciones, uso de baños,etc) y abordamos cada uno de ellos siguiendo las pautas que nos marca el design thinking, seremos capaces de dar respuestas innovadoras, viables y ejecutables en cortos periodos de tiempo.

Como en cualquier proceso de innovación es importante que detectemos las necesidades e identifiquemos todos los agentes involucrados (profesores, alumnos, proveedores de servicios, familias, etc.) Solo de esta forma seremos capaces de cubrir por completo la problemática y no dejarnos ningún cabo suelto.

Analizar en primer lugar el problema, definirlo y acotarlo nos permitirá comenzar la fase de ideación con el foco puesto en un objetivo concreto. Una vez tengamos bien trabajado el reto y lo que esté conlleva, será momento de dar rienda suelta a la imaginación y generar tantas soluciones innovadoras como seamos capaces. Recordad que en este punto y en especial en la fase de conceptualización, las ideas deberán ser disruptivas, viables a nivel práctico y estarán acompañadas de la tecnología necesaria para su implementación.

Mapear y trabajar los sentimientos, así como la forma de comunicar las decisiones harán que la aceptación de nuestra propuesta sea mayor. Pero como en cualquier proyecto no podremos poner el broche final sin antes testear y medir el resultado de nuestras acciones.

Instaurar esta metodología como eje de innovación en el día a día, podría desencadenar mejoras tanto en las dinámicas en clase, como en las relaciones entre los alumnos e incluso ahorros y eficiencia para el colegio.

La asignatura pendiente en las aulas

Introducir la metodología a los pequeños a través de proyectos o ejercicios desde temprana edad podría proporcionar grandes beneficios en su aprendizaje. Además del conocimiento adquirido podrían ser capaces de resolver retos de su día a día y desarrollar habilidades como:

  • La colaboración y la participación activa
  • Fomentar la creatividad
  • Resolver sus propias necesidades o retos
  • Desarrollar las capacidades reflexivas
  • Aprender de los errores y de las iteraciones

Los entornos basados en la experimentación, en la crítica constructiva y por qué no en la diversión, hacen que alumnos de forma fácil y amena desarrollen un gran potencial. Tener integradas estas nociones les permitirá estar más capacitados a la hora de abordar los cambios y evoluciones que conlleva la sociedad en la que vivimos. Lo más importante del Design Thinking, es que independientemente de su edad les dota de las herramientas y les muestra el proceso que deben seguir para cambiar el mundo, o al menos mejorar el suyo.

Autor: Irati Besga