Se estima que en el año 2050 un 66% de la población mundial vivirá en centros urbanos, con lo cual la exigencia para las ciudades irá en aumento año tras año. Las grandes ciudades tienen cada vez más necesidades para soportar el alto volumen de habitantes. Las ciudades tecnológicas son el mayor ejemplo de transformación digital y han marcado un antes y el después en relación al urbanismo, donde interactúan los factores humanos y la tecnología. En este nuevo paradigma, la tecnología tiene un papel fundamental para canalizar la vida en las ciudades. Éste es un hecho que también permitirá la generación de oportunidades de negocio que respondan a todas las necesidades. Las ciudades inteligentes y la tecnología van intrínsecamente unidas. Recientemente, se ha publicado un estudio sobre las Smart Cities en el que se pueden apreciar las principales prácticas recomendables para que una ciudad sea realmente ‘inteligente’ y favorezca su dinamismo diario. Todas las prácticas están asociadas a soluciones tecnológicas que se harán cada vez más imprescindibles. Aunque a día de hoy, se aplican en pocos núcleos urbanos en todo el mundo. En el caso de España, solo Barcelona es considerada Smart City, y se une a otras cuatro ciudades de Europa (París, Viena, Berlín, Bristol) para completar un grupo muy pequeño de ciudades inteligentes. El estudio lista un total de 22 ciudades a nivel mundial que han avanzado en aspectos propios de las Smart Cities. La transformación hacia la ciudad inteligente es una carrera de fondo y, aunque existen multitud de experiencias, dos de cada tres iniciativas identificadas no superan la fase de piloto. Así, aunque el avance de la transformación digital es imparable, presenta retos tecnológicos, pero sobre todo humanos e institucionales para aprovechar su potencial.