El negocio de la salud en el móvil crecerá en los próximos cinco años un 40%. Es una de las tendencias que pudimos ver en la última edición del MWC (Mobile World Congress) este 2017. En el evento de movilidad más grande del mundo se vieron sensores de IoT, cápsulas robóticas, prótesis, apps que detectan problemas de salud…. Un sinfín de nuevos dispositivos y herramientas que vaticinan que la tecnología tendrá un lugar importante en el futuro del sector de la salud. Dicho futuro empieza por el acompañamiento del paciente mediante la tecnología. Esto se traduce en una cadena de valor que pasa por recoger información, aprender de esa información y reaccionar para poder realizar ese acompañamiento. La vía más común para recoger información son las apps, las cuales se pueden clasificar en cuatro tipos:
- Las que informan. Pueden proporcionar información muy útil pero no aportan más valor que pura información. No se produce ninguna interacción y por lo tanto se quedan en un 15% del acompañamiento total al paciente.
- Las que almacenan. Permiten cierta interacción por la que los usuarios cargan datos y nos ofrecen trackings de progreso. Las más comunes son aquellas relacionadas con el mundo del fitness, no obstante, sólo suponen un 50% de lo que la tecnología puede proporcionar en ese acompañamiento al paciente.
- Las que comunican. Son las primeras que realizan un acompañamiento. Es un acompañamiento eficaz, pero no es un acompañamiento 100% eficiente por lo que serán un 75% eficiente.
- Las que nos dan feedback. Este feedback nos lo da un sistema que tiene el conocimiento experto lo que lo convierte en un sistema eficiente, es decir, económico. Estas apps si que ofrecen un acompañamiento 100% al paciente.
